Con una mirada al futuro y un pie en el pasado
Deborah Vecchiarelli
…Me rebelo contra este progreso, ¿qué nos ha traído esta civilización? Máquinas maravillosas han sido las que han construido estas grandes ciudades. Sí, han alargado nuestras vidas, han conquistado la naturaleza y construido un mundo limpio. Pero, ¿éste mundo nuestro es mejor que como era antes? ¿En los viejos tiempos ya pasados en los que la vida era breve pero cálida y feliz? Eso mismo. ¿Qué podemos hacer? Rebelarnos.
El Futuro que para todos sigue siendo una incógnita, en el cine jamás lo ha sido; incontables veces explorado y repensado, a veces diseñado hasta los más mínimos detalles, se materializa y proyecta en Things to come, película que proyecta FICARQ el viernes 1 de julio en el Auditorio del CASYC. Esta obra, realizada en la década de los 30, se ambienta en un espacio temporal del año 2036, superando nuestros días y llevándonos a una dimensión de ciencia-ficción, que sólo un premio Óscar en escenografía, productor y director de otras épocas como William Cameron Menzies, podría imaginar y reproducir con los medios de la época. Vayamos un paso atrás.
La película que se desarrolla en el arco de 100 años, marcado por una larga e inesperada guerra atómica, tiene como tema principal la construcción de una nueva sociedad reconstruida sobre las cenizas de la antigua.
La previsión de un conflicto mundial conduce al planeta a una devastada segunda Edad Media, por motivo de una nueva enfermedad muy similar a la peste y que, convierte a los hombres en una especie de zombies. El único que se atreve a enfrentarse a esta catástrofe es Rudolph, el dictador que nos recuerda a Benito Mussolini, y quien combate contra los infectados a través de las armas. Este escenario se presenta casi como una tragicomedia, a pesar de su faceta surreal y anacrónica por el uso de determinadas armas fuera del contexto histórico así como los vestuarios de escena, que no reflejan la época en la cual suceden los acontecimientos y que resultan confusos para el espectador.
La trama se desarrolla antes y después de la gran guerra de la ciudad de Everytown, y entre las ruinas de los edificios victorianos, se perciben ciertas similitudes con la ciudad de Londres.
La fusión entre fantasía e historia, entre modernidad y retorno al pasado con un profundo rechazo a la innovación y a la ciencia por parte de Rudolph, que con sus comportamientos dictatoriales y machistas obliga incluso a su esposa a no confiar en el hombre “llegado desde el futuro”: Jonh Calbal. Dicho personaje, emisario del nuevo orden instituido por los científicos de todo el mundo, nos conduce a la segunda parte de la película, en la que nos introduce en un nuevo escenario lleno de naves espaciales, aviones futuristas y usos de nuevos tipos de armas en forma de gases ultrapotentes capaces de exterminar poblaciones enteras. Llena de efectos especiales y en un mundo nuevo y utópico que supuso una inversión de millones de libras destinados a la producción, siendo la mayor suma nunca vista antes en una cinta de ciencia-ficción hasta las primeras décadas del siglo XX. Se abre, por tanto, un nuevo escenario, una nueva era, proyectada en el 2036 y en la que gobierna el nieto de Cabal, mientras que, si lo confrontamos encontramos a un antagonista que amenaza con destruirlo.
Esta segunda parte resulta evidentemente más rica en simbolismos, como por ejemplo el hecho de que los dos antagonistas sean interpretados por el mismo actor. Este hecho representa el claro conflicto entre la utopía de la investigación científica y la ignorancia de quien tiene miedo de enfrentarse a la continua evolución de la raza humana y la esperanzadora respuesta de las generaciones futuras, preparadas para “sacrificarse” por amor al progreso, como le sucede a la hija de Cabal y su novio, listos para alcanzar la luna y ampliar sus horizontes y en quienes que toda una sociedad tiene puestos su confianza y esperanzas.
La constante búsqueda de la perfección y ambición del hombre se refleja en la nueva forma de la civilización terrestre, entre arquitecturas futuristas que recuerdan los utópicos proyectos de Archigram y antes de ellos a Sant´Elia, hechos de volúmenes curvilíneos suspendidos en el aire y conectados entre ellos por medio de pasarelas móviles, envueltos en un blanco puro, símbolo de la perfección alcanzada, en contraste con las vestimentas en esa escena que parecen evocar, vagamente, las túnicas griegas, alusiones de una constante búsqueda de la belleza y de la perfección arquitectónica al mismo tiempo que al modo de vivir.
Sin embargo, justo cuando parecen haber conseguido un equilibrio en la sociedad de Wings Over the World (nombre por el cuál se denomina la nueva sociedad), y cuando se ha alcanzado un gran nivel de progreso y donde aquello que más importa es el avance científico y tecnológico, hay una única voz discordante, suficiente para sembrar la semilla de la incertidumbre de cara al futuro y llevar al desorden en la neo-civilización.
Volvemos así a la cuestión inicial:
¿Hacia dónde nos llevará este progreso? ¿No será mejor el ambiente tranquilizador del pasado en el que no se necesitaba mucho para ser feliz?
Cabal y su equipo de científicos logran construir una ciudad ideal, autosuficiente, a través de soles artificiales que pueden iluminar y calentar las modernas casas-cápsulas y también proyectar un cohete para llegar hasta la Luna. Sin embargo, el hombre moderno no es capaz de conformarse con lo que tiene y siempre busca superar sus logros científicos. Cada progreso resulta vano si no se está preparado para llegar un poco más lejos con él, perfeccionándolo. De esta manera se crea un bucle donde la historia se repite y todavía existe esta “necesidad” de una revolución popular, de una nueva guerra para frenar el progreso de una sociedad que se preocupa solamente de avanzar en sus descubrimientos.
Things to come nace en una época muy diferente a la nuestra, en la cual todavía estaba permitido soñar con una nueva sociedad basada en el progreso y la hermandad universal. El genial Menzies inspirándose libremente en la obra de Herbert George Wells, The shape of things to come crea una hipótesis de un nuevo mundo, auspiciando una humanidad utópicamente unida y guiada por la ciencia.
¿Quién sabe si cuando lleguemos al fatídico 2036 le daremos la razón al valiente y visionario Menzies? Por el momento el mundo sí que parece avanzar, sin escrúpulos para el pasado, de un modo que ni siquiera Menzies habría podido imaginar nunca, de manera desordenada y poco equilibrada entre los miembros de la sociedad, contraponiéndose a su visión futurista de un mundo moderno.
Things to come (la vida del futuro) es una crítica social que también en nuestra época sigue siendo válida, el eterno conflicto entre la razón y el sentimiento, entre la ciencia y la vida disfrutada al día a día sin previsiones ni tecnologías prepotentes. Y nosotros, “hombres del futuro” sigamos así libres y adelantados para poder elegir de qué parte estar y perseguir una evolución continua e infinita, llegando “allá donde ningún hombre ha llegado nunca” pero recordando que…
el objetivo de la vida es vivir feliz. El progreso no es vivir, debería ser únicamente la preparación para la vida.