Rossy de Palma y Antonio Meléndez Peso
clausuran FICARQ
«Pa' ti, neña», decía Rossy de Palma mientras escanciaba sidra: «Nací en la Palma pero perfectamente pude
llamarme Rossy de Palma de Avilés, corre sidra por mis venas», bromeaba la famosa chica Almodóvar durante la gala
de clausura del Festival de Cine y Arquitectura (Ficarq), celebrada ayer en el auditorio del Centro Niemeyer. Alardeó
varias veces delante del actor sevillano Antonio Meléndez de su estrecha relación con nuestra tierra . «Necesitábamos
algo más potente en Avilés que Ensidesa. Ya teníais arte, arquitectura y, con este festival, se le unía al tándem el cine», afirmó.
En el auditorio o « centro áureo del Niemeyer», en palabras de la balear, apenas quedaron unos pocos asientos vacíos.
Nadie quería perderse la despedida de un festival que contó con un broche de oro: la actuación de la cantante Bebe.
La intervención de la directora del Festival, Ana María Álvarez Muriel, abrió la gala. Confesó que la preparación había estado
llena de obstáculos pero que, gracias a la ilusión de un equipo comprometido con el proyecto, había sido posible su celebración.
«A partir de mañana nos pondremos a preparar el segundo certamen», prometió. También agradeció la presencia de todos los actores,
arquitectos y público que había ayudado a promocionar la iniciativa «in situ», acudiendo a Avilés, acercándose al Niemeyer.
A continuación, se dio paso a la primera actuación de la noche, Tejedor acompañado de su banda. Manuel Tallafé, por su parte,
cosechó risas además de aplausos. El polifacético artista gaditano (cantante, actor y colaborador de programas de radio y televisión)
salió hasta en tres ocasiones al escenario acompañado de un guitarrista y un caja. La gala contó también con las actuaciones de Yeyo
Gulieri y de la pianista y compositora Paz del Castillo.
Info: LA NUEVA ESPAÑA | Foto: Nabil Youssef.
Rossy de Palma
clausuran FICARQ
«Pa' ti, neña», decía Rossy de Palma mientras escanciaba sidra:
«Nací en la Palma pero perfectamente pude llamarme Rossy de Palma de Avilés, corre sidra por mis venas»,