Durante los años 1972 y 1974 tuvo lugar en la Radiotelevisión italiana (Rai) la emisión de la conocida serie «Io e…«, un espacio cultural televisivo dedicado a diferentes personalidades relacionadas con el mundo de la cultura italiana. Un programa cultural organizado en forma de capÃtulos, de poco más de 15 minutos de duración, donde cada invitado escogÃa y comentaba su obra artÃstica favorita. Las obras escogidas iban desde pinturas y esculturas a obras arquitectónicas y espacios urbanos, todas ellas de indudable interés artÃstico y de gran valor para la sociedad.
Anna Zanoli, creadora del programa y responsable de los contenidos culturales de la Rai desde 1960 a 1999, reivindicaba la necesidad de un programa cultural con un enfoque eminentemente didáctico y pedagógico, donde se pudiese «hablar de arte con un lenguaje cercano a la gente». Para conseguir este propósito era necesario que «la cultura saliese de las torres de marfil de los intelectuales y llegase a todos los hogares«. Con esta idea se inició el rodaje del primer capÃtulo de la serie, dedicado al arqueólogo Ranuccio Bianchi Bandinelli («Bianchi Bandinelli e… la Colonna Traiana», 1972). Tras este primer capÃtulo le seguirán hasta un total de 30 episodios, todos ellos escritos por la propia Anna Zanoli y rodados bajo la dirección de diferentes directores como Luciano Emmer, Paolo Brunatto, Paolo Gazzara, Claudio Rispoli, Maurizio Cascavilla o Walter Licastro, contando además con la participación en el apartado musical de Ennio Morricone. La aparición de figuras de la talla de Alberto Moravia, MarÃa Bellonci, Giacomo Devoto, Cesare Zavattini, Franco Zeffirelli o Paolo Volponi contribuyeron en gran medida a que el programa lograse un cierto reconocimiento, llegando incluso a grandes cotas de audiencia como ocurrió con el programa dedicado a Goffredo Parise («Parise e… Piazza San Marco«, 1972), con casi 13 millones de espectadores. Una acogida ciertamente sorprendente para un formato y contenido de estas caracterÃsticas.
Atendiendo a la experiencia profesional de los invitado y su interés arquitectónico puesto de manifiesto a través de la obra escogida, serán los capÃtulos dedicados al actor Vittorio Gassman («Gassman e… il Palazzo dello Sport«, 1972) y a los directores Pier Paolo Pasolini («Pasolini e… la forma della cittá«, 1974) y Federico Fellini («Fellini e…l’EUR«, 1972), donde los diálogos interdisciplinares plantearán diferentes lecturas de la realidad arquitectónica desde la experiencia cinematográfica.
(Io e…) «Pasolini e… la forma della cittá». (1974). La lógica histórica de la arquitectura.
Pasolini e… la forma della cittá (1974).
Emitido en 1974 aunque grabado en otoño de 1973, el capÃtulo dedicado a Pier Paolo Pasolini es posiblemente uno de los capÃtulos más reivindicativos de la serie. Dirigido por Paolo Brunatto y concebido en forma de diálogo entre el propio Pasolini y su actor fetiche, Ninetto Davoli, se centra en el estudio de dos ciudades italianas desde la perspectiva morfológica e histórica.
En la primera parte del capÃtulo, centrado en el análisis de la ciudad de Orte, Pasolini muestra como el perfil de la ciudad histórica se ha desestructurado debido a la aparición de una serie de elementos ajenos que han provocado una alteración en la perfección formal y estilÃstica de la ciudad. Pasolini entiende que todos estos elementos de nueva construcción perturban la relación existente entre ciudad, forma y naturaleza, lo que deriva inevitablemente en la destrucción de la forma como elemento caracterÃstico e identificativo de la ciudad. Pasolini reconoce que esta nueva realidad no es exclusiva de las ciudades italianas, sino que es una problemática compartida entre todas las ciudades con un largo pasado histórico como Yazd, Al Mukalla, Sana’a, Bagdaon o Katmandú, donde la situación es irremediable y catastrófica.
A lo largo del capÃtulo, Pasolini expone, desde una posición claramente ideológica, muchas de las ideas que han caracterizado su pensamiento y su manera de entender la realidad. Frente al desarraigo propio de la modernidad y a la destrucción de las formas tradicionales de comunidad llevadas a cabo bajo la bandera del progreso, Pasolini reivindica la necesidad de una defensa de la historia, de la cultura popular, de la arquitectura anónima y de las formas de vida rural y campesina. Se trata de una respuesta nostálgica y romántica, un lamento generado por la pérdida progresiva de identidad de la ciudades italianas cuyo origen encuentra en una serie de mecanismos de marcado carácter polÃtico.
Pier Paolo Pasolini en Sabaudia (Dino Pedriali, 1975)
En contraposición a la enorme carga histórica de una ciudad como Orte, Pasolini analizará en la segunda parte del capÃtulo la ciudad de Sabaudia, una ciudad de nueva planta trazada y levantada por el régimen fascista en el año 1933 en una zona pantanosa al sur de Roma. Tanto la estructura urbana como los edificios que la conforman fueron concebidos siguiendo los principios de un racionalismo monumental de inspiración clásica aunque en su versión más contenida. Una propuesta estética que acabará conociéndose como estilo Littorio, y que el propio Pasolini definirá como una «arquitectura metafÃsico-realista. MetafÃsico en el sentido verdaderamente europeo de la palabra, que recuerda a las pinturas metafÃsicas de Giorgio de Chirico. Y realista porque, incluso vista desde lejos, se puede sentir que la ciudad fue construida por la gente. Dicho de una manera un poco retórica, puedes sentir que las familias se han creado y han desarrollado sus vivencias en ella con humildad«.
Sabaudia (1935-2014)
Frente a la opinión generalizada que los intelectuales italianos tienen de una ciudad de origen fascista como Sabaudia, Pasolini entiende que, debido a la acción del tiempo y a la apropiación de la misma por parte de la sociedad, la ciudad ha conseguido eliminar todo el componente «irreal y ridÃculo«, haciendo que la propia experiencia urbana se convierta en una sensación inesperada. «¿Cómo puede ser explicado un milagro como éste? ¿Por qué una ciudad ridÃculamente fascista resulta de repente tan encantadora para nosotros?«
La explicación que ofrece Pasolini tiene que ver por una lado, con el hecho de la «la ciudad fue creada por el régimen, de eso no hay duda, pero no tiene nada realmente fascista, salvo algunas caracterÃsticas exteriores». Por otro lado, afirma que «el fascismo, el régimen fascista, no era más que un grupo de delincuentes que tenÃan el poder, y este grupo de delincuentes que tenÃan el poder no podÃan hacer realmente nada, apenas podÃan influir sobre la realidad de Italia. Asà Sabaudia, aunque fue construida por el régimen de acuerdo con algunos criterios de carácter racionalista y con un academicismo estetizante, no encuentra sus raÃces en el régimen que la creó, sino que sus raÃces están en el hecho de que el fascismo ha gobernado tiránicamente sin poder afectarla, es decir, que la realidad de la Italia provincial, rústica, paleoindustrial ha creado Sabaudia, no el fascismo«.
Aunque con el paso de tiempo muchas de estas ciudades y sus habitantes han conseguido desprenderse de esta pesada carga simbólica, no se puede olvidar que la expresividad del lenguaje arquitectónico comentada por Pasolini fue utilizada como un recurso más puesto al servicio de la propaganda ideológica del fascismo, algo que se puso de manifiesto con la construcción del barrio del EUR, el espacio urbano analizado en el capÃtulo dedicado al director Federico Fellini.
(Io e…) «Fellini e… l’EUR». (1972). Entre la vigilia racional y el sueño metafÃsico.
Fellini e… l’EUR (1972).
Este capÃtulo, dirigido por Luciano Emmer y dedicado a la figura de Federico Fellini, tendrá como objeto de estudio el barrio del EUR, un barrio de nueva construcción situado a las afueras de la ciudad de Roma. Se trata de un complejo urbanÃstico diseñado en 1938 para albergar la Exposición Universal de 1942 que conmemoraba el vigésimo aniversario de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini. Inspirado en la estructura urbana y en la imaginerÃa de la Roma imperial, el barrio del EUR fue construido con un lenguaje arquitectónico que oscilaba entre el racionalismo vanguardista del grupo Gruppo 7 y la monumentalidad de raigambre clásica del grupo Novecento. Un barrio concebido como la trasposición en términos arquitectónicos del orden como gran ideal polÃtico.
EUR (1953-2013)
El gran sueño de Mussolini de ver construido su gran Barrio Triunfal se vio truncado por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Será a partir de los Juegos OlÃmpicos de Roma de 1960 cuando el barrio del EUR alcance el mayor desarrollo social, urbanÃstico y arquitectónico. A pesar de su rápido crecimiento, el barrio conserva todavÃa un aire decadente y un cierto carácter provisional, como la imagen estática de lo que pudo haber sido. Una falsa sensación de novedad y transformación continua que se refleja directamente en sus habitantes en forma de asepsia psicológica. Este encanto de sueño absurdo interrumpido será utilizado en décadas posteriores como base narrativa de pelÃculas como «L’eclisse» (Michelangelo Antonioni , 1962), «The Last Man on Earth» (Ubaldo Ragona, Sidney Salkow, 1964), «La decima vittima» (Elio Petri, 1965), «Roma, cittá aperta» (Roberto Rossellini, 1969), «Il conformista» ( Bernardo Bertolucci, 1970) o «El vientre del arquitecto» (Peter Greenaway, 1987), además de «La dolce vita» (1960) y el episodio «Boccaccio ’70: La tentazioni del Dottor Antonio» (1962), del propio Federico Fellini.
01. Ciudad Ideal (1480-1490). 02. Piazza de Italia (G. de Chirico, 1913). 03. Palazzo della Civiltà Italiana (1937)
En el barrio del EUR todo parece abandonar su carácter urbano para convertirse en un entorno cinematográfico, en pura escenografÃa, donde sus formas trascienden lo material para convertirse en abstracción, en ilusión. Para Fellini, el barrio del EUR es como un gran teatro, un barrio cuyas enigmáticas y poéticas formas expresan una atmósfera artÃstica y metafÃsica que recuerda a las ensoñaciones pictóricas de Giorgio de Chirico. La experiencia urbana del barrio es, para el propio Fellini, como «habitar en las dimensiones de un cuadro, lo que le confiere una aire de libertad, puesto que no hay más leyes en la pintura que no sean las estéticas«. Para Fellini el barrio del EUR es, en resumen, «un quartiere molto congeniale a chi fa di professione il rappresentante di immagini«.
Una prueba más del carácter cinematográfico del barrio la podemos encontrar en una de las escenas pertenecientes al capÃtulo «I due orfanelli» de la pelÃcula «I mostri» (Dino Risi, 1963), rodada a los pies de la teatral escalinata de la iglesia de San Pedro y San Pablo. En dicha escena aparece, interpretando el papel de un mendigo junto con Ugo Tognazzi, el actor Vittorio Gassman, protagonista de otro de los episodios de la serie «Io e…«.
(Io e…) «Gassman e… il Palazzo dello Sport». (1972). La estética desde el prisma funcional.
Gassman e… il Palazzo dello Sport (1972).
El capÃtulo dedicado al actor Vittorio Gassman, dirigido también por Luciano Emmer, se centra en el estudio del Palazzo dello Sport de la EUR, un pabellón deportivo construido por Pier Luigi Nervi y Marcello Piacentini en 1957 para albergar las competiciones deportivas de los Juegos OlÃmpicos de Roma de 1960.
A lo largo del capÃtulo, el propio Gassman hará un recorrido a través de la obra de Nervi, mostrando a la audiencia los aspectos que considera más importantes de la misma. Por una lado, pondrá de relieve el tamaño de la gran cúpula, que se presenta a la vista como un prodigio técnico, cuya perfección geométrica genera un espacio interior de una belleza sobrecogedora y de gran calidad acústica. Por otra lado, hará especial hincapié en la gran importancia concedida al aspecto funcional de la obra, una metodologÃa compositiva que Nervi pondrá también en práctica en el Palazzetto dello Sport y en el Estadio Flaminio. Pero más allá de eso, el aspecto que Gassman destaca por encima del resto es el valor social de la propia obra, como «una obra de arte destinada al consumo, al ámbito puramente social«. Por esa razón, Gassman sostiene que el «uso de elementos prefabricados sirven para dar testimonio de la especial atención puesta también al problema socioeconómico, tÃpico en el modo de trabajar de Nervi. De hecho esta grandiosidad está imaginada en función de un evento, el de los Juegos OlÃmpicos de 1960«. Como ha ocurrido con la mayorÃa de edificios del barrio del EUR, el Palazzo dello Sport de Pier Luigi Nervi, cuya geometrÃa exterior comparte ciertas similitudes con el Panteón romano, servirá también como fondo escenográfico de un gran número de pelÃculas.
01. La dolce vita (F. Fellini, 1960). 02. L’eclisse (M. Antonioni, 1962). 03. Boccaccio ’70: La tentazioni del Dottor Antonio» (F. Fellini, 1962)
La selección de estos tres capÃtulos de la serie «Io…e» responden no solo al interés arquitectónico mostrado por profesionales procedentes del ámbito cinematográfico, sino que la calidad del diálogo interdisciplinar generado en cada uno de los capÃtulos permite entender un poco más las complejas relaciones que se establecen entre la práctica cinematográfica y la obra construida. En este sentido, Pier Paolo Pasolini entiende la arquitectura desde una posición histórico-morfológica y polÃtico-reivindicativa. Federico Fellini por su parte, se muestra especialmente sensible a la riqueza y expresividad estética de la obra arquitectónica, mientras que Vittorio Gassman destaca el aspecto social y puramente práctico de la arquitectura, como un arte funcional al servicio de la sociedad. Tres capÃtulos que nos ofrecen tres maneras diferentes de enfocar la realidad arquitectónica desde la disciplina cinematográfica.