logo-ficarq-2018-ok
Facebook
Twitter
YouTube
Vimeo
Instagram
Pinterest
  • INICIO |
  • PROGRAMA 2018
  • EL FESTIVAL |
  • BASES |
    • CASTELLANO
    • INGLES
  • ENTRADAS |
  • PRENSA |
  • NOTICIAS |
  • OTRAS EDICIONES |
  • MEDIA |
  • CONTACTO |

Caos Doméstico con Buster Keaton

diciembre 8, 2016FicarqWebClásicos del cine

Por Victoria Escalante, licenciada en Arquitectura por la IBERO (México)

En 1920 la idea de una casa prefabricada era tan ridícula que se ganó un cortometraje cómico protagonizado por Buster Keaton.

En el cortometraje una pareja recién casada recibe de regalo «una casa en la parcela no. 66» con la sorpresa de que ésta viene embalada en cajas. Por una maldad del rival de Buster, las cajas quedan numeradas incorrectamente, lo que da como resultado una semana de incidentes al ser incapaz de construir la casa adecuadamente. La pareja descubre después que la parcela donde deberían de estar la vivienda no es la no. 66 sino la no. 99, por lo que se ven obligados a calzarla sobre ruedas y transportarla a la parcela correcta. La casa rodante queda atorada en las vías del tren y es, poco después, arrollada y destruída a su paso.

One Week (1920) parodiaba a un cortometraje de 1919 (Home Made) que, producido por la Ford Motor Company, mostraba las posibilidades de fabricar vivienda bajo los mismos estándares de eficiencia con los que se fabricaban los coches y seguía a una típica familia americana mientras que su casa era ensamblada a partir de elementos prefabricados.

La casa prefabricada de Buster Keaton en “One Week” (1920)


Buster Keaton,
poniendo “la casa” como catalizador, consigue convertirla en el personaje principal de la historia. No sólo es moderna por ser prefabricada, es lúdica, adaptable y transportable. El hecho de que “la casa” funcione (a pesar de su apariencia absolutamente cubista) nos obliga a imaginar otras variaciones posibles, no funciona bajo unas instrucciones sino bajo unas sugerencias de uso. La casa se muestra como la variación personalizada de una vivienda prefabricada, la posibilidad del plan flexible que permite al individuo tomar control del proceso de diseño. Gracias a Keaton vemos una casa prefabricada que es mucho más que un resultado de la repetición que implica la producción masiva, la casa de Keaton es una máquina de fallo.

Esta vivienda imposible tiene tanta vida como los recién casados que habitan en ella. A lo largo de la historia cambia, crece y evoluciona de tal manera que tanto su estructura y funcionamiento como su naturaleza son distintos cada día. La casa es el único personaje que presenta un desarrollo de identidad relevante. No se queda solo en ser una construcción con vida propia sino que además presenta una fuerte personalidad funcionando en situaciones interdependientes, es un todo que permite el movimiento de sus partes y teje un relato en el cual la casa es dependiente de la situación y la situación dependiente de la casa.

Sybil Seely, protagoniza junto con Keaton la película «One week» (1920)

Afortunadamente, «la casa de la parcela no. 66» no es la única que nos dejó Keaton. En colaboración con Eddie Cline produjo más historias con la vivienda como personaje principal. The Haunted House (1921) es precisamente eso. Cuando el cajero de un banco (Buster Keaton) , se ve falsamente incriminado de haber orquestado un robo, corre a refugiarse en una casa temida por los policías por estar supuestamente embrujada y que es , en realidad, el refugio de los mismos ladrones del banco. Todo se complica cuando, además de las puertas que se abren solas, escaleras retráctiles, alfombras rotatorias y trampillas escondidas, un grupo de actores que se refugian en la casa, hacen creer al protagonista que en la casa habita el diablo.

The Haunted House es absolutamente lúdica. Los elementos de seguridad se convierten en catalizadores de acción, objetos entorpecedores que van contra los personajes, la casa parece luchar contra aquellos que desconocen su naturaleza. Al igual que en One week , la casa embrujada tiene vida y personalidad. Sin embargo, su carácter no cambia, su naturaleza permanece y su estructura en ningún momento se ve modificada, el personaje de la casa es estable, es meramente el director de orquesta que posibilita la acción.

 

Keaton en un fotograma de The Haunted House (1921)

Pero dos casas vivas no son suficientes, hacia falta una más para crear una trilogía arquitectónica de Keaton luchando contra los avances de la tecnología doméstica. En The Electric House (1922) Buster es un recién graduado de botánica que es contratado por error para instalar los artefactos automatizados de una casa, labor que consigue gracias a un manual de ingeniería eléctrica. Los artefactos funcionan perfectamente: una escalera eléctrica, una cama murphy, una bañera que se traslada sola al dormitorio, un librero que acerca libros, una piscina que se vacía, una mesa de billar que recoge las bolas y un tren que sirve la comida. Sin embargo, el verdadero recién graduado ingeniero eléctrico se quiere vengar de Keaton por robarle el trabajo y decide reinstalar los dispositivos para que dejen de funcionar correctamente. En ésta película, la casa no es moderna por su forma, si no por la cantidad de tecnología que contiene.

Victoria Fox y Buster Keaton en The Electric House (1922)

Una vez más vemos a Buster Keaton en situaciones domésticas impredecibles, luchando contra un caos evitable que se ha generado gracias a la introducción la tecnología en el ámbito doméstico. La desafortunada existencia de la disfuncionalidad tecnología es la que da pie a la acción, agradecemos al caprichoso dueño de la casa por querer una escalera eléctrica que expulsa a las personas a la piscina, por querer una cama que atrape a quien se siente en ella. Pero a pesar de la vida y las situaciones que permite, de la interacción humana con sus partes, esta casa parece estar relegada al fondo, la acción no se genera por ella sino por el diseño de sus complementos.

Buster Keaton podría haber sido arquitecto, un constructor de casas ultramodernas que funcionan solas, de casas domóticas que cumplen funciones que no son habitar, son casas para servir, son casas para entretener, casas para fallar. Son casas diseñadas para la disfuncionalidad doméstica, como catalizadores de situaciones catastróficas y secuencias cómicas cinematográfics.

Buster Keaton y Virginia Fox colapsan en The Electric House (1922)

FicarqWeb
Siguiente publicación ¿Y … Ahora … «habitamos» en tiempos modernos?

1 comentario. Dejar nuevo

Germán Valle
diciembre 10, 2016 9:44 am

Un análisis de tres películas que no conocía y que introducen la casa como un personaje más; además, con tres papeles muy diferentes como bien explicas. Es interesante analizar desde el cine de los años 20 las reacciones que se tenían ante la tecnología y las máquinas, voy a añadir estas tres a mi lista, gracias!

Responder

Deja un comentario Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Refresh

*

Cerrar sesión
©PRODUCCIONES DIMELOAMI, 2018